Y todo porque una compañera de trabajo nos dijo a otra amiga suya y a mí que si queríamos ir con ella a pasar un finde largo a Italia. ¡Pues vale!. Y allí nos juntamos con su hermano y un amigo suyo para montar una pandi la mar de divertida.
Me alojé en Monza, en la ciudad de mi amiga. Sí, sí, tuve la suerte de conocer por primera vez Italia (al menos una parte pequeña de Lombardía) con una "nativa". Llegamos por la noche y su madre, que a partir de ahora llamaré La Mamma, nos había preparado un festín. Preludio de lo que iban a ser los siguiente días. Si el DDDBB, post-concierto de mi BruBru* (y si no has leído mi reseña, estás tardando en clicar aquí), se convirtió en una bacanal al más puro estilo romano de comé y de bebé... Tendría que haberme entrenado más para el saque que tienen los italiano norteños.
Ahora, yo para bajar, le di al spritz bien, pero bien. Que hay que si hay que adaptarse a las costumbres, la del Aperol spritz es una de mis más prefes.
Os dejo con una pequeña selección de fotos que hice y algún comentario.
Es difícil dejarme sin habla. Pues mirad que yo había leído guías y blogs de viajes y tal, y todos decían que la salida de la estación es una de las mejores cosas.
Ni de lejos me lo podía imaginar. En ese momento fui consciente de que por fin, POR FIN estaba cumpliendo parte de uno de mis más grandes sueños: conocer Italia. Y jopetas, ¡estaba en Venecia! ¿Sabéis cuántas veces la he visto en mis libros de arte? Y ahora estaba allí. Casi me echo a llorar nenis.
Otro "nativo", nos fue llevando por callejuelas de Venecia. Esta de arriba es del barrio judío. Es muy tranquilo, casi todo el mundo esta viendo los sitios más conocidos de la ciudad y este barrio pasa desapercibido.
A mí, que ya me parece una putada que se te caiga un calcetín en el patio del vecino del primero... como se te caiga en el canal, a ver qué haces.
Una de las vistas desde el Puente Rialto. Estaba petadísimo de gente. Había casi que pedir turno para hacer una foto. Y eso que fuimos en viernes. No quiero saber lo que habría sido ir en fin de semana.
Por supuesto, fuimos a Piazza San Marco. Una pasada. Yo iba tocando todo por si era un decorado de cartonpiedra o algo. Quicir, yo tengo un fetiche con Italia, y el esta allí fue como cuando tuve la inmensa suerte de ir a Egipto: que de tanto verlo en los libros, quería cerciorarme de que era verdad.
Después de dar unas vueltas y desnucarme mirando los edificios y mosaicos (sólo íbamos a estar ese día y no daba tiempo a entrar) nos pusimos a encontrar una librería que habíamos visto en internet que era una de las más chulas del mundo.
¡La encontramos! Libreria Acqua Alta di Frizzo Luigi. Sólo diré tres cosas:
- Alucinante.
- Necesito unas cuantas horas para investigar la ingente cantidad de libros que hay.
- Me alegré miles de no haberme olvidado de tomarme los antihistamínicos. El dueño es un loco de los gatos y, literalmente, habitan y campan a sus anchas por toda la librería.
Mi amiga BB, la "nativa", y la menda lerenda subidas a una montaña de libros estropeados por las inundaciones y que el librero ha convertido en una escalera para ver el canal que hay detrás de la librería.

Uno de los habitantes de la librería.
Por cierto, comimos con esta maravillosa vista:
Por la tarde cogimos un ferry nos fuimos a Burano, que había investigado un poco y las guías online y viajeros decían que era mucho más chuli que Murano, mucho más masificado.
Pasamos por el cementerio de Venecia...
... dejamos atrás Murano y su faro...
... y yo me enamoré de Burano.
Me encantaría pasar unos días en esta islita. Me parece de cuento. Me encantaron sus calles, sus casas...
... y sus spritz en una terraza cualquiera mientras ves llover ;)
Volvimos a Venecia y empezó a tronar y a llover.
Casualidad que era la hora del aperitivo y...
Pues otros dos que cayeron pal body, hoygan. Es que está muy rrrrrrrico y es muy importante hidratarse queridos, que Venecia es tan húmeda como Palma en... Básicamente todo el año ¬¬'
También comimos, ¿eh?. No os penséis. Yo creo que ese día debí engordar unas dos toneladas. Sólo en Venecia. Porque cuando llegamos a Monza, La Mamma nos tenía preparadas no una, si no DOS lasagnas: una genovesa, con pesto, y otra bolognesa.
Me quería morir, pero no lo iba a dejar en el plato, ¿verdad?.
Y hasta aquí, mi día en Venecia.
En la próxima entrega: Un día en Milán y ¡ay omá con los porteros de Montenapoleone!
* Bruno Mars, I'm not giving up ;)
2 comentarios:
Que belleza, envidia cochina, ni en un millón de años estaré ahí, gracias por el city tour. Me encantó la ropa tendida, como para errarle a la cuerda. Besos
Eugeac: yo también pensé que jamás pisaría Venecia. Y fíjate... De repente estaba allí ;)
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